viernes, febrero 23, 2018

Presentación de la antología 'Luis García Montero: Un mundo navegable'

El jueves 22 se presentó la antología ‘Luis García Montero – Un Mundo Navegable  Poesía escogida (1980-2016)’ editada por Monte Ávila Editores Latinoamericana C.A, (Caracas, Venezuela, 2017, ISBN 978-980-01-2065-1) a cargo de la poeta Marisa Martínez Pérsico.



En el acto intervinieron las profesoras de la USAL Lina Rodríguez Cacho y María Jesús Framiñán de Miguel, la poeta, la antóloga Marisa Martínez Pérsico y el poeta Luis García Montero. Se desarrolló un interesante diálogo con los presentes quienes hicieron interesantes preguntas al poeta quien amablemente se extendió en sus respuestas para satisfacción de todos. 

Dice Marisa Martínez Pérsico en el estudio preliminar a la antología: "El mar, imagen polisémica en la lírica monteriana, adquiere otra simbología en el capítulo dedicado a José de Espronceda. Allí será el símbolo de la libertad que cifra las contradicciones y fracasos de la Modernidad: al escribir la Canción del pirata, protagonizada por un marginado de la realidad, decide ajustar cuentas con el presente y señalar las contradicciones de su época. La Canción del pirata revela el romanticismo de Espronceda «por la libertad métrica, por la utilización flexible de un lenguaje directo, sin convencionalismos, y por el protagonismo de un héroe contemporáneo que, lejos de las brumas medievales, asume el fracaso del contrato social y busca la libertad en un símbolo inventado por la literatura de su siglo: el mar, el mar azul como patria del viento». El mar romántico permite huir de la sociedad, entendida como cárcel." 


"... En la obra de Luis García Montero la presencia del agua, tanto en cronotopos acuáticos (marinos y fluviales) como en sus diversas formas continentes (lágrimas, lluvia, aguanieve, líquidos corporales como sudor y esperma, bebidas, abluciones) se relaciona con procesos psicológicos, anímicos y de larga duración. Están asociados al tiempo, a la memoria, al sueño, la nostalgia, el deseo, la infancia, la procreación, la purificación, la muerte y la vida. Difieren de los cronotopos urbanos, que representan lo efímero, inmediato, cotidiano, rumoroso, real y tangible. Ambos son espacios complementarios que nutren la experiencia del yo poético; la dosis onírica que aportan las imágenes acuáticas se superpone a las urbanas, en un solapamiento de dos realidades que no se presentan enfrentadas."



Irene mira por primera vez la lluvia

               Tiene el cielo un aspecto de libro encuadernado
               como de piel oscura y sombra pensativa.
               Tú no puedes saberlo.
               Ni siquiera conoces todavía
               su resplandor nostálgico
               de laguna que cruza por medio de la tarde
               llena de ojos inquietos, cofres y nadadores.

               Porque cualquier mirada necesita
               todo lo que duerme detrás de una pupila.
               Deja pasar mil noches:
               que tu ciudad se tienda con el gesto
               gris de las alamedas,
               que el suelo de tu casa parezca interminable,
               movedizo, igual que los desiertos,
               y que tu corazón, sombra partida
               por el cristal de la ventana,
               sepa cómo discurre la humedad
               de una presencia extraña.

               Camino de los nombres y los días
               es una ley de tribu
               que la lluvia se viva en primera persona
               con un dejo de alma trabajada
               y que el mundo respalde
               su dudoso prestigio
               en tu pequeño corazón sin mundo

               Lo repiten mil veces los libros de poesía.
               Vive y sueña despierta
               el difícil derecho que tendrán tus deseos
               a reclamarte tiempo, a pensar por sí mismos.

de "Las flores del frío", 1994

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